POR JOSÉ FALCONI
EN MI CHIAPAS NATAL HAY UN
PUEBLO SOSEGADO QUE AL CAER LA TARDE SE LLENA DE MURMULLOS: CHIAPA DE CORZO.
TAL PARECIERA QUE EL SILENCIO VESPERTINO SE POBLARA DE BORROSAS MEMORIAS QUE
CRUZAN FANTASMALES POR SUS CALLES Y HACEN SONAR AIRES ANTIGUOS Y TERMINAN POR
GEMIRLE AL PARÉNTESIS DE PLATA: LA CRECIENTE (O MENGUANTE) LUNA. ¿QUÉ MILAGRO
POÉTICO AHÍ SUCEDE? CUENTAN LAS GENTES –ASÍ, EN DULCE PLURAL- QUE LUSTROS
ATRÁS, CUANDO ALGUIEN DEL PUEBLO IBA A MORIR, SE APERSONABA EL VIEJO BOTICARIO
–QUIEN TAMBIÉN SE DESEMPEÑABA COMO EMPÍRICO FACULTATIVO- Y CAPTURABA EL ÚLTIMO
SUSPIRO DEL AGONIZANTE EN UN POMO DE CRISTAL AMBARINO. EN ESA DEFINITIVA
EXHALACIÓN IBA, COMO BIEN PUEDEN IMAGINAR, EL ALMA DEL MURIENTE. ASÍ EL VIEJO
BOTICARIO, QUE EN SUS CONSULTAS MÉDICAS SIEMPRE DABA, A TODOS SUS PACIENTES, EL
MISMO SABIO CONSEJO: “COMER BIEN Y DORMIR LARGO”; ASÍ PUES, DECÍA, EL VIEJO FUE REUNIENDO SU
COLECCIÓN DE ALMAS. PERO VINO EL TEMBLOR GRANDE, EL SISMO QUE HIZO CAER LA
CAMPANA MAYOR DEL TEMPLO Y QUE TAMBIÉN DERRIBÓ LA ALACENA EN QUE EL BOTICARIO
GUARDABA LAS ALMAS. Y SUCEDIÓ QUE LOS QUEBRADIZOS POMOS AMBARINOS SE QUEBRARON,
Y LAS ALMAS SE ESCAPARON, Y DESDE ESE DÍA MÁGICO O TRÁGICO, NO SÉ CÓMO
NOMBRARLO, EL PUEBLO SE LLENÓ DE “PRESENCIAS”, DE TRASGOS, DE MURMULLOS, DE
AGRIDULCES NOSTALGIAS, DE SILENCIOS Y SUEÑOS. TODOS FENÓMENOS QUE SE DAN, POR
ASÍ PREFERIRLO LAS ALMAS EN PENA, EN HORAS CREPUSCULARES.
EN EL, LO DIGO DE UNA BUENA VEZ, BELLO E INTENSO POEMA DE
JESÚS BARTOLO -“CALLE AGUSTÍN RAMÍREZ”-, EL POETA RECUPERA Y REVITALIZA EL ALMA
DE LA ABUELA, EMBLEMA DE LA MELANCOLÍA
DESESPERADA QUE CORRE POR EL RÍO DE ATOYAC Y, SIN EMBARGO, EN ESE RÍO ABREVA EL
CORAZÓN DEL POETA. CORAZÓN PEREGRINO Y SOLEDOSO QUE CAMINA POR LAS VEREDAS Y
CALLES PEPENANDO, EN UN LENGUAJE ÍNTIMO Y SABIO, CON UN HALO DE
TRANSUBSTANCIACIÓN QUE CONVIERTE EL DOLOR Y LA AMARGURA EN MÍTICAS IMÁGENES,
LAS LANGUIDECES E IRACUNDIAS DE ESTE POEMA-RÍO DE HISTORIA PERSONAL Y
COLECTIVA. RÍO DE SILENCIOS Y VOCES EN QUE FLOTA EL RECUERDO DE LA ABUELA, GRAN
MADRE CAPAZ DE PARIR LA MEMORIA DEL PUEBLO DE ATOYAC Y ENLAZARLA CON EL ÁNIMA
DEL ÁNIMA: LA PALABRA POÉTICA HECHA DE NUBE Y SANGRE. Y HAY QUE DECIR QUE LAS
NUBES DE ATOYAC DE ÁLVAREZ, GUERRERO, LUCEN COMO UN DOLOR LARGAMENTE SUFRIDO
PORQUE EN ESTE PUEBLO NO CIERRAN AÚN LAS HERIDAS DE LA GUERRA SUCIA DE LA
DÉCADA DE LOS AÑOS SETENTA DEL SIGLO PASADO; EN LAS CABAÑAS DE ESTE PUEBLO EL
MAESTRO LUCIO, Y MUCHOS OTROS, APRENDIÓ A HACERSE GUERRILLERO.
“CALLE AGUSTÍN RAMÍREZ” ES UN CANTO MEMORIOSO, NOSTÁLGICO
–LA POESÍA SE CIFRA EN LA NOSTALGIA, HAN DICHO ALGUNOS-, SENSORIAL, DE UNA
SIGNIFICACIÓN EMOTIVA QUE NO PUEDE AGOTARSE CONCEPTUALMENTE. EN ESTE CANTO JESÚS
BARTOLO SACA LA POESÍA A LA CALLE: QUE VEA EL SOL, QUE LE SOPLE EL VIENTO, QUE
SE MOJE EN LAS VEREDAS. PERO NO SON CALLES CONFUNDIDAS EN EL TORBELLINO DE
FERIAS, MERCADOS Y GENTES (ASÍ, OTRA VEZ EN PLURAL); SON CALLEJUELAS TRISTES,
CON SILENCIOS DE PIEDRAS RESECAS Y PÁJAROS MUDOS, INSOLADOS; EN ELLAS SOPLAN
VIENTOS QUE ARRASTRAN ÁNIMAS, ESCAPADAS DE LA MEMORIA COLECTIVA, PARA QUE LAS
CALLES RESPIREN EN SU PROPIO DOLOR.
JESÚS BARTOLO ES UN POETA QUE SABE MUY BIEN, COMO EN SU
MOMENTO EXPRESÓ MALLARMÉ, QUE LA POESÍA SE HACE CON PALABRAS Y NO CON IDEAS.
JESÚS BARTOLO ES UN POETA QUE INCLUSIVE HA ESCRITO CON AFANES PURAMENTE
ESTETICISTAS, EXPERIMENTALES. EN “CALLE AGUSTÍN RAMÍREZ” BARTOLO LOGRA QUE “SU
IDEA”, SU SUBJETIVIDAD, SUS SENTIMIENTOS, CAPTADOS O EXPRESADOS EN ESE TEXTO, SUFRAN
POÉTICA TRANSUBSTANCIACIÓN Y SE FUNDAN EN LA IMAGEN DEL PENSAR Y EN LA MÚSICA
DE LA VOZ (POÉTICA). ASÍ EL POETA LOGRA, COMO SIEMPRE SUCEDE CON LA VERDADERA
POESÍA, QUE ESTE SU POEMA SIGNIFIQUE AÚN MÁS DE LO QUE DICE. LOGRA QUE ESTE SU POEMA “GENERE LO INEFABLE”,
TRASPASE LO QUE NOS CUENTA Y PROVOQUE EN NOS, SUS LECTORES, UNA IMPRESIÓN
PÁNICA QUE NO DEPENDE DE LA ILACIÓN LÓGICA DEL TEXTO, SINO JUSTAMENTE DEL
QUEBRANTAMIENTO DE LA EXPRESIÓN CONVENCIONAL, PORQUE AQUÍ BARTOLO AYUNTA LUZ Y
OSCURIDAD, HARINA Y NUBE, PARA DARNOS EL NACIMIENTO DE ESE “VELERO DE VIAJANTES
EN LO INMÓVIL” QUE ES EL POEMA LOGRADO.
Y SI NOS VAMOS A TOMAR UNA COPA DE VINO PARA CELEBRAR LA
EDICIÓN DE ESTA “CALLE”, DE ESTE POEMA, LO QUE SERÍA JUSTO Y NECESARIO,
RECORDEMOS PRIMERO ESTOS VERSOS DE OMAR KHAYYAM: “ANTES DE BEBER ECHEMOS UNA
GOTAS DE VINO A LA TIERRA PARA HUMEDECER LOS LABIOS DE LOS QUE NOS
PRECEDIERON”: NUESTROS PADRES, NUESTROS ABUELOS Y EL NIÑO QUE FUIMOS…
“Calle Agustín Ramírez”
de Jesús BartoloDiablura ediciones
Colecc. Santoinfierno 07
Toluca, 2013
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